Bitácora Política

San Juan de Ulúa

v    Es una fortaleza única en el Golfo de México

v    No se ha aprovechado toda su riqueza histórica

v    Su importancia desde tiempos prehispánicos

v    Ahí estuvieron los mandatarios Juárez, Porfirio Díaz y Agustín de Iturbide

v     Como prisión albergó a Chucho el Roto y a la Mulata de Córdoba

v     El último baluarte donde se resguardaron los últimos militares españoles

La fortaleza de San Juan de Ulúa en el puerto de Veracruz es una construcción única en todo el golfo de México, por muchas razones, a lo largo de la historia ha sido escenario de numerosos acontecimientos, por lo que debería de ser considerado como un monumento nacional, pero lamentablemente se encuentra en el abandono, sin ser aprovechado todo su potencial para atraer al turismo nacional y extranjero.

San Juan de Ulúa desde tiempo prehispánicos, era ya un importante centro ceremonial.

La fortaleza ha sido desde prisión en la época del Porfiriato, hasta sede de los poderes presidenciales. En el gobierno de José López Portillo se llevó a cabo la Reunión Nacional de la República, donde estuvieron todos los gobernadores, diputados y senadores.

Hay infinidad de historias que se relacionan con la fortaleza de San Juan de Ulúa, desde la popular cárcel donde estuvo “Chucho El Roto” o la historia de la “Mulata de Córdoba”, visitar el primer faro que hubo en México, caminar por el llamado puente del “último suspiro”.

Lo cierto es que no se ha sabido o no se ha querido aprovechar todo lo que pudiera explotarse como atractivos para el turismo.

Casi todos los gobiernos en turno, anuncian que se van a hacer inversiones millonarias para “rescatar” a San Juan de Ulúa del abandono, pero al final de cuentas, no se ven por ningún lado.

Ya quisieran en otras partes del país, tener una fortaleza como la de San Juan de Ulúa, que por sus dimensiones y hechos históricos pudieran servir como un poderoso atractivo para los visitantes de entidades vecinas y hasta del extranjero.

Hay que recordar que San Juan de Ulúa originalmente se llamaba Chalchicueyecan o Chalchichuecan. El 8 de abril de 1518 el capitán Juan de Grijalva, comandaba la segunda expedición de adelantamiento enviada desde la isla de Cuba,​ por Diego Velázquez, gobernador de esta isla y que había recibido título de adelantado para esta región.

Situada frente al actual puerto de Veracruz, su origen está ligado a la fundación de la Villa Rica de la Vera Cruz.

Bajo las órdenes del tlatoani Moctezuma Xocoyotzin, el gran mayordomo huasteco Pínotl, el mayordomo de Mictlancuauhtla, de nombre Yaotzin, el mayordomo de Teuciniyocan, de nombre homónimo, y los guías Cuitlapíltoc y Téntitl se acercaron al barco de Grijalva con el pretexto de comerciar para conocer las intenciones de los recién llegados. Después de intercambios comerciales, los españoles prometieron volver.​

El 22 de abril de 1519, Hernán Cortés desembarcó en San Juan de Ulúa y el Domingo de Resurrección tuvo el primer contacto con el calpixque de Cuextlan, llamado Teudile, y con el sacerdote de Yohualichan. Se intercambiaron ahí regalos como símbolo de muestras de paz con el objetivo de conocerse. Los indígenas querían enterarse de las intenciones de los conquistadores españoles, y por su parte Cortés quería saber de la existencia de oro.

​Frente a la isla se ubicaba un pequeño poblado, hacia el año de 1519, el cual se levantó con las tablas de los mismos navíos que habían naufragado o de barcos inutilizados después de recorrer el Atlántico por muchas ocasiones, lo que le valió el nombre de la “Ciudad de Tablas”.

La isla sirvió primeramente de abrigo y muelle para los galeones que traían mercancías y viajeros de España a la recién conquistada isla. Desde la fundación de este puerto se supo que la navegación para llegar a él era difícil por los constantes nortes y huracanes. A pesar de esto, se consideró que era el mejor resguardo contra demás peligros naturales y los piratas, precisamente por el sistema de arrecifes que actúa como una barrera protectora.

Hacia 1535 se inició la construcción de la fortaleza, sobre todo con piedra de coral del lugar, con el fin de proteger del fondo a las embarcaciones por el mal tiempo, pero principalmente y junto con el desaparecido sistema de murallas y baluartes de la ciudad de Veracruz, para proteger a este importantísimo puerto de los ataques de piratas, corsarios y filibusteros. Con el paso del tiempo, San Juan de Ulúa se convirtió en la fortaleza más formidable de su tiempo en esta parte del hemisferio.

En la anterior entrega de la Bitácora Política comentamos acerca de la fortaleza de San Juan de Ulúa en el puerto de Veracruz, que hasta la fecha, no ha sido aprovechada para atraer al turismo, ya que son innumerables los acontecimientos históricos que se han registrado en ese sitio, desde antes de la llegada de los españoles a México hasta nuestros días.

Ya quisieran en otras partes, tener una de las muchas historias y personajes que han desfilado por San Juan de Ulua, incluyendo a los presidentes de la República, Benito Juárez, Porfirio Díaz y Agustín de Iturbide.

Compartimos algunos datos difundidos por los estudiosos del tema sobre los hechos históricos que han tenido como escenario a San Juan de Ulúa y que -insistimos- no han sido aprovechados para establecer no uno sino varios museos.

El 23 de septiembre de 1568, sus muros fueron testigos de la batalla de San Juan de Ulúa en la que una armada de escolta, parte de la flota o Armada Española y a las órdenes del general Francisco Luján, batió a una flotilla de piratas corsarios ingleses bajo el mando de Francis Drake y John Hawkins.

Ya para comienzos del siglo XIX y al ser consumada la independencia mexicana del dominio de España en 1821, la fortaleza e isla se convirtieron en el último baluarte leal a la Monarquía Hispánica. Finalmente, la fortaleza capituló el 23 de noviembre de 1825.

Durante este mismo siglo, en este lugar se defendió la soberanía de la nación mexicana y también se le dio otros usos diferentes al de su función original. Fue ocupada por el ejército francés en la Guerra de los pasteles en el año de 1838 y por las tropas estadounidenses durante la Invasión estadounidense llevada a cabo hacia 1847.

Posteriormente fue transformada en prisión para políticos. San Juan de Ulúa también fue sede del poder ejecutivo federal en 1915, cuando el entonces presidente, Venustiano Carranza, decide utilizar el edificio como sede de su gobierno durante algunos días.

Se supone que actualmente es un museo, con excepción de uno de los baluartes, que está ocupado por la Armada de México.

La penitenciaría de San Juan de Ulúa, durante su época como prisión, San Juan de Ulúa se convirtió en uno de los lugares más temidos de su época en el país. Si bien ya se utilizaban algunas de sus instalaciones como penitenciaría en la época colonial, no fue sino hasta la segunda mitad del siglo XIX cuando se destinó el inmueble a este uso.

Diversos personajes de la historia de México estuvieron en sus celdas, entre los que se puede nombrar a Fray Servando Teresa de Mier y a Benito Juárez. El personaje más famoso que estuvo aquí fue Jesús Arriaga, popularmente conocido como Chucho el Roto, muy famoso durante el gobierno de Porfirio Díaz, sobre todo porque logró escapar más de una vez de sus muros.

Quizá la más famosa leyenda que se dice se suscitó en las celdas de la fortaleza fue la de La mulata de Córdoba, quien, según la conseja, para escapar de la Inquisición pintó en los muros de su celda un barco que zarpaba hacia el horizonte, en el cual escapó.

En 1601 se levantó el primer piso de la llamada Casa del Gobernador o Casa del Castellano, donde residía y despachaba el administrador de las incontables riquezas que se guardaban en las bodegas del fuerte, y que en su mayoría eran enviadas a la corona española. Esta casa fue también la residencia de don Benito Juárez y de Porfirio Díaz.

En 1821 se consumó la independencia de México del dominio español y la fortaleza se convirtió en el último baluarte donde se resguardaron los últimos militares españoles. El 23 de noviembre de 1825, finalmente se rindieron. Fue ocupada en 1838 por el ejército francés en la llamada “Guerra de los pasteles”, y por las tropas estadounidenses durante la invasión a nuestro territorio en 1847.

Aquí estuvo de paso Agustín de Iturbide, al ser expulsado por haber respaldado que México se convirtiera en un imperio. Fue la puerta de entrada del segundo imperio, al recibir a Maximiliano y Carlota. Y desde aquí zarpó Porfirio Díaz rumbo al exilio a Francia, después de haber ejercido una dictadura de 34 años.

A mediados del siglo XIX y hasta principios del siglo XX, el fuerte y Veracruz fueron testigos del nacimiento de las Leyes de Reforma promulgadas por el Benemérito de las Américas. Don Venustiano Carranza firmó un decreto en 1915 para asegurar que por los siguientes 100 años ningún gobierno pudiera utilizar nuevamente a San Juan de Ulúa como prisión. En 1917, escribió desde ahí la nueva constitución.

A lo mejor ahora que tenemos un presidente de la república tan aficionado a la historia, a algún político se le ocurre presentarle algún proyecto para su aprovechamiento turístico.

Contáctanos en nuestras redes sociales:

https://www.canva.com/design/DAEN5B9DWgs/ZCHd2Z8KueYjlg_d59Op3A/view

Salida de “Alito” del PRI no es condición para que siga alianza: Jiménez Aquino

Anterior

Participan 76 estudiantes en Rally por los ODS 

Siguiente

Te puede interesar